Uno de los aprendizajes más fundamentales y que desde pequeños debemos dominar por completo es la lectura. Aprender a leer es algo que hacemos desde primaria y es un conocimiento que se queda con nosotros para toda la vida. Por ello es importante aprender a leer de forma efectiva desde muy pequeños.
Para esto se puede hacer uso de todo tipo de herramientas infantiles que sean de gran ayuda para afianzar el aprendizaje de la lectura. Una de estas herramientas son los textos para aprender a leer. Los mismos suelen ser cortos, tener un lenguaje básico y contar con una serie de dibujos que llaman la atención de los niños en esta etapa de aprendizaje tan importante.
Ejemplo de textos para aprender
Entre los textos cortos más frecuentemente empleados para enseñarle a los pequeños a leer se encuentran los cuentos o fábulas infantiles. Este tipo de textos cuentan con un lenguaje bastante simple libre de cualquier tipo de tecnicismo y suelen ser bastante cortos.
Por lo tanto, estos son los cuentos ideales para enseñarles a los niños pequeños a leer. Una de estas fábulas más representativas es la de “La liebre y la tortuga”. Si quieres practicar con el pequeño de la casa la lectura, a continuación, te dejamos esta fábula.
✔ La liebre y la tortuga
Una liebre se estaba burlando de la tortuga un día por ser tan lenta.
– ¿Alguna vez has llegado a alguna parte andando tan lento? – preguntó la liebre con una risa burlona.
– Sí – respondió la Tortuga – y llego antes de lo que piensas. ¿Hacemos una carrera y lo probamos?
A la liebre le divirtió la idea de correr una carrera con la tortuga, y así, con todos los animales del bosque de testigos, comenzó la carrera.
La liebre echó a correr y pronto se perdió de vista, y para poner en ridículo a la tortuga y demostrar lo lenta que era, se tumbó en el campo para tomar una siesta hasta que la tortuga la alcanzara.
Mientras tanto, la tortuga siguió avanzando lenta, pero sin descanso y, después de un tiempo, pasó por el lugar donde dormía la liebre. Sin embargo, la Liebre siguió durmiendo muy tranquilamente, y cuando por fin despertó, la tortuga estaba cerca de la meta. La liebre corrió lo más rápido que pudo, pero no pudo alcanzar a la tortuga a tiempo, que ganó la carrera.
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